Este proyecto aborda la renovación integral de un apartamento antiguo de 310 metros cuadrados, que incluye un patio adyacente. La intervención se centró en infundir al espacio un aire sofisticado, caracterizado por la calidez emanada de las texturas y materiales cuidadosamente seleccionados

El proceso de remodelación de este apartamento se inició con la etapa de demolición selectiva, abordando la eliminación controlada de pavimentos antiguos y muros seleccionados para establecer las bases de la transformación. Se llevó a cabo un meticuloso desmonte de elementos preexistentes, tales como revestimientos de paredes y cielos rasos, con el objetivo de preparar la estructura para las intervenciones subsiguientes. La fase de demolición no solo se limitó a la eliminación de elementos estructurales, sino que también incluyó la desinstalación de elementos fijos como la cocina existente y los muebles empotrados, permitiendo así un lienzo en blanco para la creación de nuevos diseños y distribuciones espaciales.

Una vez completada la demolición, se procedió con la instalación de nuevos sistemas de infraestructura, abordando la renovación de instalaciones eléctricas y puntos hidráulicos, asegurando así la funcionalidad óptima del espacio. La reubicación estratégica de estos elementos contribuyó a maximizar la eficiencia y adaptar el apartamento a las necesidades contemporáneas.

El enfoque estilístico adoptado se inscribe en la contemporaneidad, destacando una paleta de colores neutros para lograr una armonía visual cohesiva. La reforma abarcó la totalidad de los espacios, incluyendo la sala, comedor, cocina, baños, cuarto de labores y el patio, con el objetivo de optimizar funcionalidad, estética y coherencia estilística en cada rincón del apartamento.